La semana pasada me di de bruces contra un muro.
Quería crear una pequeña aplicación interna para generar certificados en masa. Algo sencillo. Se lo pedí a la IA y… fracaso absoluto. Me dio una interfaz muy visual, pero que no hacía absolutamente nada.
Mi primer instinto fue echarle la culpa a la IA. ‘Todavía no está lista’, pensé.
Pero entonces recordé algo que yo mismo predico: la calidad del código generado por IA depende en un porcentaje muy alto de la calidad del contexto que le ofrezcas.
Así que volví a empezar. Pero esta vez, en lugar de darle órdenes ambiguas, le di un plan claro, le expliqué mis dudas y le pedí alternativas.
¿El resultado? Una aplicación perfectamente funcional creada, literalmente, con un solo prompt.
En el vídeo de esta semana te muestro todo el proceso, el antes y el después, y el método exacto que utilicé. Si quieres dejar de pelearte con la IA y empezar a usarla como un verdadero copiloto, este vídeo es para ti.
Un abrazo,
